miércoles, 22 de febrero de 2006


Sobre la fosa común de la Puebla de Cazalla-La Lantejuela , y II.

La distancia entre la política —no la Política entendida como la dedicación al bien común, así, en mayúsculas, sino que más bien nos referimos a los políticos de todo pelaje y a las instituciones que estos manejan— y la sociedad sigue alargándose de forma ostensible respecto a esto que se ha dado en llamar «Recuperación de la Memoria Histórica».Viene esto a cuento por lo que está sucediendo en torno a las diferentes Proposiciones No de Ley, Declaraciones y Acuerdos de todo tipo de Instituciones (Parlamento, Gobiernos autonómicos, locales, etc.) sobre las diferentes áreas (fosas comunes, desaparecidos, exilio, expoliaciones, etc.) que abarca esta temática.En esta dinámica no falta el intento de deslegitimar, o en su caso fagocitar, todas aquellas iniciativas no controlables por los diferentes aparatos, no importándoles en muchos casos quedarse con el «culo al aire» intentando vendernos la moto (Ley Memoria Histórica, mapa de fosas, etc.) de la imposibilidad de intervenir exhumando las fosas comunes.Tanto la Junta de Andalucía como los Ayuntamientos saben perfectamente que dichas intervenciones son factibles y «legales» en el más amplio sentido de la palabra. Por si hay dudas, ahí está el —por ahora— último caso, el de Fontanosa (Ciudad Real), ampliamente difundido por los medios de comunicación, donde la intervención de exhumación tiene su fundamento en un «anónimo». Sin embargo en algunos cementerios de nuestros pueblos —da igual el color del gobierno— no sólo no intervienen para resolver el asunto sino que lo agravan aún más con unas prácticas claramente provocativas.Vean si no el caso del cementerio de la Puebla de Cazalla —localidad gobernada desde 1979 siempre por la izquierda— donde el estado del espacio que ocupa la fosa común con más de 100, 150, 200 ¿...? fusilados ha empeorado ostensiblemente desde julio de 2005. Ahora no sçolo es un vertedero, sino además una escombrera donde algún «espabilao» ha querido lavarse las manos colocando una cruz sin conocimiento de los familiares —al menos de todos los familiares conocidos—.El reportaje fotográfico ha sido realizado por familiares de las víctimas y un periodista sueco.

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