Fue la semana pasada cuando sentí escalofríos al escuchar la noticia. Creo recordar que decía algo así como “ y las tropas con destino a Afganistán, están ya dispuestas para su marcha desde le cuartel sevillano Gonzalo Queipo de Llano…”. Aunque sé que en Sevilla existen calles con el nombre de militares que participaron en la sublevación fascista del 36 o bien de reconocidos franquistas, (General García de la Herranz, Gerenal Godet, Avenida Carrero Blanco, etc…), me pudo el dolor y la indignación. Desconocía que en mi ciudad, en el año 2007, un cuartel del ejercito de esa España que celebra ahora sus trenta años de democracia, llevara el nombre de uno de los mayores asesinos de su historia, de un siniestro personaje conocido popularmente como “el carnicero de Sevilla”, responsable directo del asesinato de miles y miles de andaluces que cayeron bajo la política de represión que el ejército sublevado de Franco puso en marcha en el verano de 1.936, iniciando la triste y larga noche de la Guerra Civil Española. Uno de esos andaluces era Juan Rodriguez Tirado, un hombre que cometió la falta, imperdonable para Queipo de Llano y los suyos, de pensar diferente, y que en las elecciones democráticas celebradas en Febrero de 1936, votó a la coalición de partidos políticos de izquierdas que formaban el Frente Popular. Por eso, sin juicio previo, sin abogado, sin fiscal, fue detenido y fusilado en las tapias del cementerio de Carmona, su pueblo y el mío, un 23 de Agosto del 36. Este señor es mi bisabuelo, y Gonzalo Queipo de Llano, su asesino. Ya, de sobra sé que él no disparó el gatillo que acabó con su vida, de la misma manera que sabemos que Hitler no abrió la llave del gas que en los campos de concentración provocó la cruel matanza de judíos. Pero fue él quien desde las ondas de radio, arengaba e incitaba a los pistoleros de falange, a matar a rojos y a violar a sus mujeres para que estas supieran de una vez lo que era un hombre de verdad. Fue éste sádico militar, traidor y borracho, quien avisaba a las mujeres de los pueblos andaluces antes de ser tomados por los fascistas, “a que sacaran los mantones negros de luto…”. Me dolió escuchar su nombre, me dolió tener que integrar en mi vida su persistente nombre, porque mientras él está enterrado en la basílica de la Macarena (y allá la Iglesia con los muertos que tan generosamente acoge en su seno), mi bisabuelo está enterrado como un perro en una fosa común junto con 900 personas, hombres, mujeres y hasta niños. Por eso pienso que la mejor forma de celebrar los treinta años de Democracia en este olvidadizo país sería la de eliminar de nuestras calles, avenidas, barriadas y plazas públicas, de los cuarteles militares, el nombre de aquellos que perpetraron y defendieron el golpe militar antidemocrático del 36 y sacar de una vez a la luz de la historia y de la vida el de aquellas personas que pensaron que la democracia de la que ahora disfrutamos, era una forma válida de gobierno, y que por ello fueron asesinados, encarcelados, torturados, expoliados, depurados, etc, etc primero y olvidados incomprensiblemente por este estado democrático, que no por sus familiares, después.
Paqui Maqueda Fernández. Vicepresidenta de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia.
DNI: 28.576.785-K
Ronda de los Tejares, 19, 10 A. 41010. Sevilla.
Paqui Maqueda Fernández. Vicepresidenta de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia.
DNI: 28.576.785-K
Ronda de los Tejares, 19, 10 A. 41010. Sevilla.
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