EL PLURAL / ANDALUCÍA
El Tribunal Supremo ya ha negado a los herederos del poeta alicantino Miguel Hernández la posibilidad de recurrir la condena que se le impuso en 1939: treinta años de cárcel por adhesión a la rebelión militar. Según argumentó la Sala, ese fallo ya ha sido declarado «como radicalmente injusto» por la sociedad. Pero hay un vate malagueño que no se resiste a que la muerte del oriolano quede sin castigo: Miguel Arance, escritor local, ha presentado una denuncia ante la Fiscalía Provincial contra Francisco Franco, dictador español desde 1939 hasta 1975, por el asesinato de Hernández
Según publica hoy el diario "La Opinión de Málaga", Garzón pretendía investigar los delitos cometidos por el Caudillo durante la postguerra y no podía dejar de conocer que el ferrolano murió el 20 de noviembre de 1975. Claro que por aquello está acusado ahora de prevaricación, pero el poeta malagueño ha decidido seguir los pasos del magistrado jiennense.
La denuncia: el caudillo ordenó su muerte
En su denuncia, asegura que Franco ordenó el delito de asesinato en la persona de Miguel Hernández Gilabert, quien falleció el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante, tras haber combatido con su pluma a las tropas nacionales que combatieron a la República. Falleció de tuberculosis, tras una penosa estancia en el establecimiento penitenciario, a los 31 años.
Ante la justicia militar
En una declaración judicial ante el juez militar, adjuntada a la denuncia, Hernández relata que se alistó en el Partido Comunista y que luchó junto al Campesino en el frente de Pozuelo de Alarcón. Fue propagandista, como tantos otros intelectuales. En las postrimerías de la guerra, escapó a Sevilla y posteriormente a Portugal, donde fue detenido. Tras breves estancias en dos presidios, fue puesto en libertad para ser internado poco después en la prisión de Alicante.
"No quiero otro Lorca"
El poeta malagueño sostiene en su denuncia que los emisarios de Franco trataron de hacer que Hernández se retractara de lo que había escrito contra el Generalísimo, a lo que éste se negó. Después, el dictador pronunció la siguiente frase: «Muy bien, que se pudra, que se muera lentamente, no quiero otro Lorca».
Asesinato
Ello es calificado por el artista local como asesinato. Sin embargo, fuentes de la Fiscalía recuerdan que no se puede proceder penalmente contra quien ha fallecido: «Se ha extinguido la responsabilidad penal», lo que rebate Arance recordando que este episodio podría ser calificado como un crimen de lesa humanidad, con lo que jamás prescribiría. «Suplico y pido justicia post mortem para la persona íntegra, honrada, legal que fue Miguel Hernández Gilabert, para que le sea repuesta su dignidad. Fue un luchador por la defensa y la legalidad vigente de la República, elegida soberana y democráticamente por el pueblo español».
"Hay que juzgarlo"
«Sé que la sentencia sólo puede ser post mortem pero no por ello se debe dejar de condenar a Franco por el crimen cometido». En su opinión, el dictador ordenó dejar fallecer al autor de Perito en lunas «sin los cuidados médicos mínimos necesarios». El autor, que ha escrito un libro donde relata su pasión por la vida del escritor, entiende que, pese a la muerte del reo, en este caso Francisco Franco, «hay que juzgarlo, eso no se puede tapar con ninguna ley».
Se archivará
Arance, de 64 años y con dos poemarios publicados, defiende una postura similar a la mantenida por los colectivos de la Memoria Histórica, a los que da su aliento. En cualquier caso, fuentes judiciales explicaron que, casi con seguridad, la denuncia será archivada. «Ruego y pido justicia para que la orden asesina de Francisco Franco no quede impune, sin juicio y sin un justo castigo o sentencia», indica el artista local, quien ha aportado a la causa el famoso proceso 21.001 que significó la reclusión mortal de Hernández.
El Tribunal Supremo ya ha negado a los herederos del poeta alicantino Miguel Hernández la posibilidad de recurrir la condena que se le impuso en 1939: treinta años de cárcel por adhesión a la rebelión militar. Según argumentó la Sala, ese fallo ya ha sido declarado «como radicalmente injusto» por la sociedad. Pero hay un vate malagueño que no se resiste a que la muerte del oriolano quede sin castigo: Miguel Arance, escritor local, ha presentado una denuncia ante la Fiscalía Provincial contra Francisco Franco, dictador español desde 1939 hasta 1975, por el asesinato de Hernández
Según publica hoy el diario "La Opinión de Málaga", Garzón pretendía investigar los delitos cometidos por el Caudillo durante la postguerra y no podía dejar de conocer que el ferrolano murió el 20 de noviembre de 1975. Claro que por aquello está acusado ahora de prevaricación, pero el poeta malagueño ha decidido seguir los pasos del magistrado jiennense.
La denuncia: el caudillo ordenó su muerte
En su denuncia, asegura que Franco ordenó el delito de asesinato en la persona de Miguel Hernández Gilabert, quien falleció el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante, tras haber combatido con su pluma a las tropas nacionales que combatieron a la República. Falleció de tuberculosis, tras una penosa estancia en el establecimiento penitenciario, a los 31 años.
Ante la justicia militar
En una declaración judicial ante el juez militar, adjuntada a la denuncia, Hernández relata que se alistó en el Partido Comunista y que luchó junto al Campesino en el frente de Pozuelo de Alarcón. Fue propagandista, como tantos otros intelectuales. En las postrimerías de la guerra, escapó a Sevilla y posteriormente a Portugal, donde fue detenido. Tras breves estancias en dos presidios, fue puesto en libertad para ser internado poco después en la prisión de Alicante.
"No quiero otro Lorca"
El poeta malagueño sostiene en su denuncia que los emisarios de Franco trataron de hacer que Hernández se retractara de lo que había escrito contra el Generalísimo, a lo que éste se negó. Después, el dictador pronunció la siguiente frase: «Muy bien, que se pudra, que se muera lentamente, no quiero otro Lorca».
Asesinato
Ello es calificado por el artista local como asesinato. Sin embargo, fuentes de la Fiscalía recuerdan que no se puede proceder penalmente contra quien ha fallecido: «Se ha extinguido la responsabilidad penal», lo que rebate Arance recordando que este episodio podría ser calificado como un crimen de lesa humanidad, con lo que jamás prescribiría. «Suplico y pido justicia post mortem para la persona íntegra, honrada, legal que fue Miguel Hernández Gilabert, para que le sea repuesta su dignidad. Fue un luchador por la defensa y la legalidad vigente de la República, elegida soberana y democráticamente por el pueblo español».
"Hay que juzgarlo"
«Sé que la sentencia sólo puede ser post mortem pero no por ello se debe dejar de condenar a Franco por el crimen cometido». En su opinión, el dictador ordenó dejar fallecer al autor de Perito en lunas «sin los cuidados médicos mínimos necesarios». El autor, que ha escrito un libro donde relata su pasión por la vida del escritor, entiende que, pese a la muerte del reo, en este caso Francisco Franco, «hay que juzgarlo, eso no se puede tapar con ninguna ley».
Se archivará
Arance, de 64 años y con dos poemarios publicados, defiende una postura similar a la mantenida por los colectivos de la Memoria Histórica, a los que da su aliento. En cualquier caso, fuentes judiciales explicaron que, casi con seguridad, la denuncia será archivada. «Ruego y pido justicia para que la orden asesina de Francisco Franco no quede impune, sin juicio y sin un justo castigo o sentencia», indica el artista local, quien ha aportado a la causa el famoso proceso 21.001 que significó la reclusión mortal de Hernández.
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