Elmundo .Andalucia /Eduardo del Campo/ 4/08/2013
No queda ni rastro. Ni materiales, ni apenas recuerdos, tragados por el olvido, el tiempo y la desmemoria voluntaria. Pero aquí, donde ahora los trabajadores construyen bajo el sol de agosto el nuevo parque sobre el antiguo cauce del río Guadaira, junto a las casas señoriales de Heliópolis, aquí, junto a la carretera portuaria de Las Razas (Ante La Raza, en singular) y la gran nave, al otro lado de la calzada, de la constructora Acciona, aquí, casi a la sombra del puente del Centenario y muy cerca de la dársena del Puerto Este de Sevilla, estuvo desde 1938 hasta 1941 un campo de concentración de prisioneros políticos, esclavos del franquismo.
En otros países donde honran a sus víctimas y a sus héroes habría desde hace tiempo algo que los recordase, pero no aquí: han pasado 75 años desde la apertura del Campo de Concentración de Prisioneros de Heliópolis, o también conocido como campo de concentración del Colector, pero no hay ninguna señal, en una ciudad tan llena de placas dedicadas a sus más o menos ilustres, que recuerde al menos que en este paisaje vivieron los hombres que construyeron como trabajadores forzados el gran desagüe municipal de Heliópolis.
No será porque nadie lo haya pedido: el sindicato CGT lleva desde 2002 pidiendo que se señale esta zona como lugar de memoria y la ciudad rinda homenaje a los que trabajaron como esclavos para ella, como recuerda el coordinador de su grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía, Cecilio Gordillo. Los gobernantes anteriores del PSOE, IU y PA, dice Gordillo, no atendieron su petición, y ahora el colectivo ha vuelto a intentarlo con el ejecutivo actual del PP del alcalde Juan Ignacio Zoido para ver si esta vez, 75 años después, se hace justicia. Por la sencilla razón de que "el campo de concentración de El Colector lo promovió el Ayuntamiento".
La gran alcantarilla, de entre 4 y 5 kilómetros de largo y unos tres metros de diámetro, que resolvió el problema higiénico del desagüe de los ricos barrios de Heliópolis y La Palmera, era una obra municipal. Esclavos políticos que sirvieron con su sudor a Sevilla y en particular a la zona burguesa construida para la Exposición de 1929. La obra la adjudicó el gobierno franquista durante la guerra civil a la empresa constructora, luego integrada en la actual Acciona, cuya nave se alza en el entorno donde estuvo el lager ahora borrado del mapa.
Es un buen momento para saldar aunque sea simbólicamente esta deuda, porque frente a donde estuvo el campo, junto a las obras del colector, se está construyendo el nuevo parque municipal sobre en antiguo cauce del río Guadaira, en terrenos cedidos por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). Ese espacio público sería el lugar idóneo por su visibilidad ciudadana, dice Gordillo. Aclara que sólo piden permiso municipal para colocar allí, pagándolo el colectivo memorialista, una inscripción junto a un pequeño monumento (cuya maqueta ya han diseñado) que representaría un fragmento de colector a escala reducida-
Explica que hace un año y medio hablaron con el portavoz municipal del PP y presidente del partido en Sevilla, Juan Bueno y que ante la falta de respuesta han vuelto a la carga reuniéndose el pasado día 5 de julio con el delegado municipal del Distrito de La Palmera. Dice Gordillo que el delegado municipal propuso crear una comisión negociadora con el Puerto y la CHG, algo que el representante de la asociación considera innecesario. "Que no estamos pidiendo un millón de euros que cada parte tenga que poner su parte!", exclama. Recuerda Cecilio que el presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Fernández (y éste así lo confirma luego a este diario) apoya la iniciativa, por la parte que le toca al Puerto por ser suyos los terrenos que ocupó el campo.
El colectivo por la Memoria Histórica lleva reclamándolo sin éxito desde 2002
Los historiadores del colectivo tienen los planos del campo, que datan de 1937, anteriores a la norma de 1938 que reguló el trabajo forzado. Firmaron su creación el general Gonzalo Queipo de Llano; el presidente de la Diputación, Joaquín Benjumea Burín; el alcalde de Sevilla, Ramón de Carranza, excusando su asistencia por enfermedad el gobernador, Pedro Parias González.
Sin embargo, no han encontrado fotos ni testimonios directos, por lo que están pidiendo con carteles a los vecinos de Heliópolis su colaboración por si pueden aportar más datos y documentos. Esa información ayudaría a confirmar y ampliar relatos imprecisos, como que por falta de obreros para hacer la obra las autoridades autorizaron a la adjudicataria Entrecanales y Tavora a reclutar a mano de obra entre los presos de la cárcel sevillana de Ranilla. El campo de concentración, dice Cecilio Gordillo a partir de lo averiguado por los historiadores, albergaba a 250 presos, más cien miembros del personal entre vigilantes o cocineros. Allí fueron a parar los prisioneros del campo de clasificación que había en Sanlucar la Mayor cuando este cerró, muchos de ellos catalanes y valencianos.
Entre esos esclavos de la gran tubería de aguas sucias, según ha llegado a sus oídos pero no han podido corroborar, estaba un anarquista sevillano que era también un famoso capataz de pasos, al que habrían salvado del fusilamiento sus hermanos de cofradía. "Cuando llegaba la Semana Santa, lo dejaban salir para que llevara los pasos. Pero no sabemos más".
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