El Mundo. Sevilla/ Eduardo del Campo / 12/08/2013
Más vale tarde que nunca. Han tenido que pasar 77 años desde que asesinaron y arrojaron a una fosa común de la Puebla de Cazalla a decenas de inocentes acusados de ser rojos, para que al fin haya llegado la hora de la identificación. La ARMH “Romance de Juan García” está buscando familiares a los que tomar muestras genéticas para poner nombre a los restos de 49 personas exhumados en 2009. Como hace en la foto Mari Carmen España con David Mena Romero, quien busca a su abuelo, Juan Mena Mena. Éste ha tomado el relevo a su padre, Antonio MENA, que murió el año pasado sin ver este día.
Mari Carmen España ha recibido esta mañana en su casa del pueblo sevillano de Lantejuela un sobre de Marbella. Puede contener la clave para identificar, 77 años después de su muerte violenta, a una de las 49 personas la que los sicarios falangistas fusilaron y arrojaron a una fosa común en el cementerio de La Puebla de Cazalla en el verano de 1936 y cuyos restos permanecen dentro de cajas de plástico numeradas en una habitación del camposanto desde su exhumación en 2009. Esos 49 no son allí los únicos esqueletos sin nombre: aún queda pendiente exhumar los restos de entre 0 y más de cien que quedaron ocultos por la construcción posterior encima de un edificio de nichos.
El nuevo sobre que le ha llegado a Mari Carmen, que a través de la Asociación Romance de Juan García lidera desde 2005 la lucha de los familiares de asesinados republicanos de La Puebla, Lantejuela o Morón por honrar su memoria e identificar sus restos, contiene dos tubos de plástico con sendos bastoncillos o hisopos bucales impregnados con células del interior de ambas mejillas de Diego, residente en Marbella y nieto de uno de los fusilados a los que buscan.
Su ADN, recogido en esa sencilla muestra, permitirá a los técnicos de la empresa NBT (New Biotechnic) en Bollullos de la Mitación, compararlo con las muestras ya extraídas de dientes en buen estado (preferentemente) o fragmentos de fémur de los 49 individuos recuperados de la fosa e identificar cual de ellos era. Aunque puede que no sea ninguno de ellos sino que esté entre los que yacen aún en la fosa, a la espera de la obra de trasladar el edificio de nichos que permitiría seguir excavando hasta el fondo de este horror.
La precariedad, la burocracia, las trabas, la falta de implicación del Estado con el trabajo de exhumación e identificación de los desaparecidos de la represión, sobre todo del bando golpista, en la Guerra Civil, dejando casi todo el peso en un puñado de familiares, queda de manifiesto en el caso de Mari Carmen: a falta de una oficina estatal para este fin, como en otros países, ella misma guarda en su casa las muestras que ha ido recogiendo de los familiares válidos para los posteriores análisis genéticos de ADN nuclear, ADN mitocondrial y cromosoma Y.
Ya tiene en una caja las muestras de 18 familiares. Cuando le lleguen otras que tiene pendientes, las remitirá al laboratorio de Bollillos de la Mitación. Tocará entonces esperar a que allí comparen los perfiles genéticos de víctimas y descendientes, y que, por fin, tantas décadas después, les anuncien los resultados- Habrá llegado entonces la hora del entierro con un nombre, del homenaje y del cierre de un largo duelo.
Por ejemplo, su abuelo paterno, Manuel España Gil, jornalero de Lantejuela, de quien cuenta que cuando lo iban a fusilar le dijo a un joven de pelotón de asesinos que qué iba a hacer, que él lo había tenido en brazos de niño; este lo dejo marchar, pero mienras Manuel corría saltando bloques de nichos, otro verdugo le disparó por la espalda. Para identificarlo necesitan el ADN nuclear de su hijo Enrique o, en su defecto, el de un sobrino.
Rosario Serrano Romero, de 79 años, de La Puebla, tenía dos cuando se llevaron a su padre, Juan Serrano Morilla. A ella “le daba miedo” la prueba genética, dice Mari Carmen. “Había estado en la fosa y decía que no volvía más. Ahora sí está más conforme. Estuvo aquí en mi casa para sacarse el ADN”. El antropólogo forense Juan Manuel Guijo y la arqueóloga Elena Vera Cruz, que participaron en la exhumación de los restos, en tres campañas de excavación entre el 2006 y 2009, volvieron a finales de este junio para tomar las muestras de los huesos y creen que a Juan Serrano será de los más fáciles de identificar; medía unos dos metros y hay un esqueleto de esa estatura.
Para buscar a José Pérez Triguero, de La Puebla, asesinado con 17 años, ha recurrido a analizar el ADN nuclear y mitocondrial de su hermana Dolores, que dice: “Era muy guapo y tenía una dentadura perfecta”.
Para identificar a Teodosio Cornejo Cadenas, jornalero en Lantejuela, como su única hija, Manuela, “esta enferma en un sanatorio mental” y no quieren molestara, Mari Carmen va a recurrir a dos sobrinos nietos. En el caso de los hermanos Francisco y José Quirós Vega: respecto a su padre compararán su ADN nuclear y el cromosoma Y; respecto a su tío, el cromosoma Y.
España hace un llamamiento a quienes crean que tienen un familiar en esta fosa y quieran buscarlo, para que aporten sus muestras de ADN, a fin de formar una bolsa de perfiles genéticos lo más amplia posible para identificar a los 49 ya exhumados y los que quedan por recuperar. Para ello, instan a llamar al Ayuntamiento de La Puebla (954847023) o a ella misma (658538733) para tramitar la recogida de la muestra. Buscan, por ejemplo, a familiares de Dolores Bermuda Cabello, asesinada meses antes de que mataran a su hijo y a su marido.
La activista lamenta que el presidente del colectivo, Antonio Mena Lebrón, que buscaba a su padre, Juan Mena Mena, de Morón, murió el 15 de septiembre pasado. ``Decía que se iba a morir sin verlo´´. Pero le ha tomado el relevo su hijo David. El ya ha dado su ADN.
Falta ayuda para terminar
La asociación pidió a la Junta de Andalucía una subvención de 30.000 euros para identificar a los fusilados de La Puebla. En noviembre le concedió una ayuda de 12.640 euros. Es el 82,9% de los 15.239,95 euros que le cuesta esta primera fase para analizar hasta 27 individuos. Para el resto de las identificaciones, pedirán otra ayuda. Y así, paso a paso, a trancas y barrancas, van desde 2005. Dice Mari Carmen que el alcalde de IU de La Puebla les apoya, pero que el nuevo regidor de Lantejuela (donde hay 17 desaparecidos) se desentiende. ``Me dijo, `la memoria histórica no tiene sentido´. Pero tiene hoy más sentido que nunca´´.
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