domingo, 29 de septiembre de 2013

Familiares de desaparecidos del franquismo piden más medios a los enviados de la ONU

El Mundo.es/ E Campo

Antonia Parra Villalba  avanza renqueante apoyada en un bastón llevando colgado al cuello un retrato de su padre, el agricultor Antonio Parra Ortega. Tenía 34 años cuando se lo llevaron de su casa de Marchena para fusilarlo. "No sabemos dónde lo echaron", dice la anciana. "Me dejó en el vientre de mi madre. No lo conocí yo a él ni él a mí. Nací dos meses después". 77 años después de quedarse huérfana, y al cabo de una década buscando dónde estarán los huesos de su padre, Antonia ha tenido en la tarde de este viernes una reunión solemne con la Organización de las Naciones Unidas.
Ella, junto a decenas de familiares de víctimas andaluzas de la represión franquista cuyos restos siguen perdidos, y activistas de una veintena de asociaciones de recuperación de la memoria histórica de Sevilla, Huelva, Córdoba, Huelva y Málaga, se han encontrado en el hotel NH Plaza de Armas de la capital hispalense con la enviada especial del Grupo de la ONU sobre Desapariciones Forzadas, la jueza Jasminka Dzumhur, que además es la actual Defensora del Pueblo de Bosnia-Herzegovina.
El encuentro oficial se produce dentro de la visita que la misión del Grupo sobre Desapariciones Forzadas, perteneciente al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, está realizando esta semana a España paraconocer de primera mano la situación de la búsqueda de los desaparecidos y, en particular, los de la represión franquista.
En la reunión en un salón del hotel (celebrada a puerta cerrada para los periodistas, salvo unos minutos al inicio para tomar imágenes antes de las declaraciones), representantes de los familiares (primero los de la provincia de Sevilla, luego en una segunda sesión los del resto de Andalucía) han explicado las dificultades a las que se han enfrentado en la última década para localizar las fosas, excavarlas, recuperar los restos e identificarlos, lo que se ha conseguido por completo en pocos casos dada la falta de ayuda del Estado.
Han trasladado a los enviados de la ONU "el dolor y el duelo sin cerrar después de 77 años" que sufren estos ancianos y su denuncia de que en España "el Estado ha delegado en las asociaciones" el ingente trabajo de búsqueda y recuperación de los desaparecidos para darles un entierro digno, lo que ha hecho que la mayoría de los "114.000" asesinados por la represión franquista tras el golpe de 1936 sigan revueltos en fosas comunes y cunetas, ha explicado a ELMUNDO.es antes de la reunión Paqui Maqueda, vicepresidenta de la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia.
El grupo sobre Desapariciones Forzadas de la ONU, que ha venido a España invitada formalmente por el Gobierno español y a instancias de las asociaciones, sólo puede intervenir ante los Estados en litigios sobre casos ocurridos después de la fundación de Naciones Unidas en octubre de 1945, aunque ello no le impide escuchar, como ha hecho esta semana, las tragedias ocurridas en un contexto histórico inmediatamente anterior.
Las asociaciones han insistido en rogar a la ONU que de una manera u otra incluya a los desaparecidos desde 1936 en las recomendaciones que hará a España al cabo de su misión, y que el Estado facilite todos los recursos necesarios (materiales, técnicos, judiciales, humanos, económicos…) para recuperarlos. Tras pasar por Madrid, Barcelona, Sevilla y Vitoria (donde el otro enviado internacional, el jurista argentino Ariel Dulitzky, se reunía este viernes a la vez en una reunión similar), la misión de la ONU dará una rueda de prensa el lunes en el hotel NH Paseo del Prado Madrid para adelantar sus conclusiones.
Antes del encuentro de Sevilla, se han concentrado con fotos de sus parientes asesinados en la puerta del hotel. Minutos antes de entrar en el salón para el encuentro con la enviada bosnia, Enrique Narváez Hernández, de 80 años, de Marchena, contaba al periodista que asesinaron primero a su padre, Enrique Narváez Borrego, y unas semanas después a su madre, Concepción Hernández García, tras vejarla y pasearla por el pueblo, sólo porque era la mujer de un izquierdista. La arrancaron de noche de su casa dejándolos solos a su hermano y a él, que tenía tres años. "Mi abuela materna fue a preguntar por su hija a la Falange y también le dieron aceite de ricino y la pelaron.No se podía permitir ni el lujo de llorar". No sabe dónde están los restos de sus padres.
Cuando ya se disponían a entrar al hotel para encontrarse con la ONU, un hombre de unos 45 años que pasaba en un coche rojo por la calle ha sacado la cabeza y les ha gritado "¡Viva Franco! ¡Que os jodan!", haciendo el saludo nazi con el brazo izquierdo, que ha transformado a continuación en una 'peineta' con el dedo corazón. Al ver la gratuita provocación, se podía uno imaginar que serían exaltados como éste quienes hace 77 años se transformaron de la noche a la mañana de vecinos respetables en vulgares asesinos.

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