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‘Goodbye Barcelona’ canta a las Brigadas Internacionales y rinde tributo en Londres a los combatientes antifascistas
En 1936 desembarcaron en España las Brigadas Internacionales. Setenta y cinco años después de su llegada, Londres rinde su particular homenaje con la puesta en escena del musical Goodbye Barcelona, en recuerdo de aquel 1 de noviembre de 1938, cuando Dolores Ibárruri, la Pasionaria, las despedía en Barcelona con su mítico discurso "Hasta pronto, hermanos". Así se retiraba el ejército de voluntarios llegados de otros países, entre ellos Reino Unido, que se sumó al bando republicano en su lucha contra las tropas de Franco.
La obra se representa hasta el 23 de diciembre en el Teatro Arcola y cuenta la historia de Sammy Abramski, un joven judío que deja su hogar en Londres para unirse a las Brigadas Internacionales y luchar contra los fascistas. Llegará a España, movido por sus ideales, y allí se enamorará perdidamente de Pilar, una huérfana cuyos padres han sido asesinados a manos del ejército franquista. El musical cuenta con todos los ingredientes, articulándose alrededor de dos historias de amor: la del joven brigadista y la de su propia madre, Rebecca, que viaja a España en su busca y termina en el bando republicano haciéndose enfermera y enamorándose de Ernesto, un anarquista español malherido.
Periódicos y voluntarios
Tal y como cuenta Judith Johnson, autora del libreto de la obra, recibieron el encargo del Teatro Arcola y el Arts Council [agencia nacional de desarrollo del Arte] de escribir un espectáculo sobre las Brigadas Internacionales". La historia está basada en hechos reales y surgió tras leer un artículo en The Guardian, hace ya 11 años, en el que se entrevistaba a antiguos brigadistas, entre ellos al camarada Sam Russell, en el que se inspira Sammy, el protagonista de la obra. Russell se unió al primero de los grupos de voluntarios británicos en las Brigadas, en septiembre de 1936, cruzando la frontera francesa con el nombre falso de Raimundo Casado.
Con este material, recuerda Johnson, "creamos nuestra propia historia, basada en todas las experiencias de las que habíamos oído hablar". Además, la guionista destaca que el hecho de que Karl Lewkowicz, compositor de la música y autor de las letras, sea judío y naciera en Stepney, en el East End de London, hacen que "la lucha contra el fascismo que tuvo lugar en todo el mundo en los años treinta" tenga un significado muy especial para él.
Goodbye Barcelona arranca precisamente con la batalla de Cable Street en 1936, "cuando la gente del East End protestó y detuvo a los fascistas británicos que marchaban hacia donde vivían". Entonces, los judíos de Londres pararon los pies a los camisas negras de Oswald Mosley, fundador de la Unión Británica de Fascistas. Muchos de los participantes en este enfrentamiento marcharían voluntarios después a España para luchar contra Franco.
Karl Lewkowicz explica: "Estábamos intrigados por los voluntarios y precisamente en el espectáculo tratamos de expresar todo aquello que les impulsó a alistarse, siguiéndoles en su viaje no sólo físico, sino también emocional y espiritual". Johnson coincide con su colega y señala que "Goodbye Barcelona explora las motivaciones que llevaron a estos voluntarios a luchar en una guerra que no les pertenecía, enfrentándose incluso a buena parte de la opinión pública, y mostrando las repercusiones que sus actos tuvieron en el mundo que hoy conocemos".
Subasta de un Picasso
Durante la promoción de la obra, el Teatro Arcola subastó entre quienes realizaran una donación de 10 libras (12 euros) una litografía original en blanco y negro de Picasso valorada en 700 libras (algo más de 800 euros). Se trata de El retrato de Leon Tolstoi, una obra de la que se produjeron unas 3.000 copias y que sirvió para ilustrar la edición de Guerra y paz de André Sauret, en Montecarlo. Para realizar la litografía, Picasso se inspiró en una fotografía de Tolstoi tomada en 1860.
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