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El Correo de Andalucía / 20/10/2015
Miguel Jiménez Hinojosa era un simple trabajador de la construcción de esos a los que se refería Bertold Brecht enPreguntas a un obrero que lee(¿Quién construyó Tebas, las de las siete puertas?/... ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?...) cuando lo cogieron unos agentes de la Brigada Político-social franquista lo ataron a una silla,le soltaron un tiro a bocajarroy, luego, pensando seguramente que estaba muerto y para simular su suicidio, lo arrojaron a la calle desde un segundo piso. Cuando, contra toda previsión, se salvó, un Consejo de Guerra lo condenó a 16 años de cárcel. Salió de ella con la amnistía de 1976 para seguir luchando por el restablecimiento completo de la democracia. Murió el pasado verano.
El sencillo homenaje que le tributarán compañeros y amigos viene como anillo al dedo a las críticas que, por parte de la derecha, ha recibido recientemente la inclusión de la Memoria Histórica en los currículos escolares y también la opinión de una izquierda que describe la conquista de la Libertad como fruto de un pacto entre media docena de personas: si en la derecha de nuestro país la Democracia estuviera (como en Francia) entren los logros civilizatorios, el hombre de Miguel estaría en un hito monumental. Si esa izquierda hubiera comprendido a Brecht, no negaría que los cimientos de lo conseguido -relativo pero mucho- por esta sociedad están forjados con el sacrificio de decenas de millares de personas. Y los escolares andaluces podrían tener ejemplos a estudiar en las lecciones sobre Memoria Histórica.
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