Éstas son las preguntas:
¿Qué le ocurrió a España?
¿Qué le ocurrió a Marchena?
¿Qué terribles hechos sorprendieron a una sociedad ilusionada en alcanzar un futuro más digno y justo, votando masivamente a favor de la República?
¿Qué métodos utilizaron para que una ínfima minoría subyugara a todo un país?
¿Cómo fueron capaces de invertir los términos, transformando a los sublevados golpista, que no dudaron en pasar por las armas a sus compatriotas, en salvadores de la patria y convertir a los demócratas y legalmente elegidos por las urnas en rebeldes?
¿Cuántas preguntas más se podrían formular?
Si fueran preguntas de un examen no sabríamos responder a prácticamente ninguna de ellas. Han pasado 70 años y por muy cultos y estudiados que seamos suspenderíamos este examen.
Hoy día algunos de nosotros ya podemos responder a algunas de estas cuestiones, por lo menos a las más básicas.
Y podemos responder gracias a una serie de historiadores, que en un ejercicio de introspección, se han dicho a sí mismos:
¿Cómo puedo considerarme historiador, si no conozco la historia reciente de mi país? He estudiado una rama de la ciencia en la que no aparecen los últimos acontecimientos desencadenante de nuestra actualidad.
Un pedazo de la historia está oculto, olvidada o peor aún, negada.
Si reflexionamos un poco: Es como si a un ingeniero que terminara su carrera, no le hubieran enseñado los últimos métodos de construcción o fabricación o no supiera nada de los nuevos materiales de construcción imprescindibles para su profesión.
Es como si se pudiera ser médico sin conocer los nuevos medicamentos que se han creado desde 1931 a 1976.
Los historiadores españoles tienen una formación incompleta!
Algunos historiadores han tomado conciencia de este vacío y han decidido aplicar sus conocimientos, han decidido aplicar la metodología científica de investigación histórica a esa nada o a esa falsa historia que abarca los pocos años de la II República española hasta los largos años del régimen franquista.
Quiero resaltar que cuando hablamos de avances en cualquier rama de la ciencia, se menciona siempre muy claramente quién ha patrocinado esa investigación que producido unos resultados que se publicaran adecuadamente.
Por ejemplo:
Una investigación financiada por el departamento de biotecnología de tal universidad.
Un descubrimiento realizado en los laboratorios de tal entidad privada.
Un hallazgo arqueológico patrocinado por el ministerio de cultura.
En el campo de la recuperación de la memoria histórica los avances se fraguan y se alcanzan en casa de los propios investigadores, con la financiación de su propia economía doméstica.
¿Qué ocurre? ¿por qué no hay fondos para esta demanda social?
¿Por qué no se puede acceder aún a determinados archivos relacionados con estas investigaciones?
¿Por qué los medios de comunicación reducen a la mínima expresión los avances conseguidos en materia de recuperación de la memoria histórica?
¿Por qué no aparece claramente, ya de una vez, en los libros de textos cómo logró el franquismo el poder absoluto en España?
Yo pienso que una parte de la maquinaria franquista se ocupó de ocultar sus vergonzosas hazañas y se inventaron una historia a su conveniencia y en verdad os digo que hicieron un trabajo perfecto. (claro que tenían carta blanca para actuar en todos los campos y con todo el rigor, con todo el rigor de la fuerza, la amenaza y el terror).
Funcionó también este mecanismo, que aún hoy hay piezas de ese engranaje que conservan toda su dinámica y que aún relucen el brillo de sus componentes.
En estas Jornadas se nos dará las claves para responder a otra serie de preguntas.
Se va a desatornillar una pieza más de la maquinaria franquista.
Atentos que a partir de las 20 horas del Lunes empieza la clase, y cuando acabemos el Miércoles, gracias a DIME un trozo más de memoria e Historia habremos recuperado.
Francisco Narváez Ternero.
Cantautor y socio de DIME
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