lunes, 25 de octubre de 2010

Crónica de una visita al campo de Concentración de Castuera


para DIME/ Paco Narváez


Hola amigos voy a relatar esta visita para los mienbros de mi asociación (Dignidad y Memoria de Marchena) y para todos aquellos que visitáis nuestro blog tan bien llevado por Javier Gavira.

Teníamos pendiente una visita al campo de concentracion de Castuera y por fin se presentó el momento: nos invitan a pasar un fin de semana en Castuera. La invitación es extensiva a todos los miembros de varias asociaciones y yo seré los ojos y oidos de "Dime" la Asociación marchenera. Confieso que tengo que buscar en google maps la ubicación exacta de Castuera. La encuentro en el noreste de la provincia de Badajoz, en la comarca llamada "la Serena", que cuenta con denominación de origen para sus turrones, quesos y tortas de queso entre otras delicias.

Llegados a Castuera nos reciben miembros de la "Asociación Memorial campo de concentración de Castuera" ,en la ladera de una formación montañosa que da la impresión de dividir La Serena en dos.

Allí divisamos desde la altura una amplia panorámica de lo que fue el campo de concentración. Lo primero que destaca es que los restos del campo de concentración se encuentran rodeados de una intensa explotación de paneles solares y otras en construcción. Nos explican que su primera batalla memorialista fue que respetarán el enclave como un lugar para la memoria, lo dicen como si nada, pero seguro que ha sido una lucha importante. Además han conseguido proteger un perímetro de 100 metros alrededor para minimizar el impacto visual.

Desde allí también podemos hacernos una idea de la línea que marcaba el frente de batalla, donde aún siguen los bunkers republicanos y de los sublevados. Hay que destacar que el poeta Miguel Hernández estuvo en esa zona del frente republicano. Luego bajamos hasta pisar lo que fue esa aterradora instalación, que como nos explican, funcionó como lugar de internamiento, clasificación, reeducación, explotación laboral de los prosioneros de guerra y también como espacio de represión local. Sobre el terreno apreciamos con claridad las calles que estuvieron flanqueadas por los míseros barracones donde se acinaban los presos. Dormían el en el suelo puro y duro, sin camastros. Cuentan los testigos que no teniendo espacio para dormir, tendían unas cuerdas dentro de los barracones y algunos dormínan de pie, colgados, como "ropa tendida".¡La crueldad franquista está aún por descubrir!

Seguimos atentos a la explicaciones: el campo de concentración existió como tal todo un año(marzo del 39 -marzo del 40). Por allí pasaron más de 10.000 presos republicanos que tuvieron que soportar, en los barracones de chapa y uralita, las extremas condiciones climáticas de la estepa que forma esa parte de la Serena.

Podemos hacernos una idea de lo que significaba la "reeducación" de los presos: aún se aprecia claramente una zona despejada del campo de concentración, que resulta ser una plaza para reunir los presos frente a una base cuadrada de 2x2 aproximadamente donde había una gran cruz y en la misma perspectiva, a unos 20 metros por detrás, otra base o peana donde se izaba en un gran mástil la bandera golpista.


Allí eran obligados a rezar y a cantar el "cara al sol". Sin duda una tortura psicológica más entre otras, a cuales más crueles. Luego vemos el foso que rodeaba el campo, que además contaba con una doble alambrada de espinos.En esa zona se han realizado recientes excavaciones arqueológicas que han desenterrado piezas que ayudarán a reconstruir el día a día de los presos. Nos llama la atención oxidadas latas de atún y sardinas, seguramente estarán por miles, serián su único sustento alimenticio. Esas piezas tan comunes activan la imaginación y producen un escalofrío empático a pesar del tiempo transcurrido.

Nos cuentan también como eliminaban presos arrojándolos por la bocamina de una mina muy próxima al campo de concentración: los llevaban atados unos a otros y empujando al primero caían los demás.¡Los sádicos camparon a sus anchas entre los "salvadores de la patria"! Nos quedamos con la pregunta: ¿Cómo recuperar los cuerpos que yacen amontonados en la profundidad de la mina?.....

Os aseguro que me pareció una visita que todos los luchadores por la memoria deben realizar.

Luego, aunque no menos importante, gastamos el tiempo que nos quedaba en una magnífica convivencia donde siguieron saliendo más detalles, como:"el alcalde (de izquierda, eso es lo que nunca entendemos) no quiere que se conozca Castuera por su campo de concentración." Yo le diría :" gracias al campo de concentración he conocido Castuera, lo bonito de sus calles y lo agradable de sus gentes." También he conocido la absurda idea de un alcalde, no sé si es el mismo,que ha colocado el regalo de un amigo militar en una rotonda : Un avión caza; una máquina de matar encumbrada.

No faltó tampoco un rato de canciones y guitarra ni la promesa por mi parte de vlover a Castuera y colaborar en sus próximas actividades con mis canciones.

Amigos de Castuera un fuerte abrazo de Francisco Narváez.

DIME

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