Extraido de Público.es/MI
En el parque natural de los Alcornocales, en el Valle de la Sauceda (Cádiz), existió un centro de detención, tortura y ejecución franquista al menos desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1937. Así lo han revelado las primeras conclusiones extraídas de las labores de documentación y excavación desarrolladas por el Foro por la Memoria en el Campo de Gibraltar, presentadas ayer en una rueda de prensa.
La investigación, iniciada en octubre de 2010, ya ha arrojado los primeros indicios de que en el cortijo El Marrufo, en el término municipal de Jerez de la Frontera (Cádiz), fueron asesinados y enterrados en fosas comunes entre 300 y 600 vecinos de los localidades cercanas a esta finca.
La búsqueda de evidencias se está realizando en tres ámbi-tos: el examen de pruebas documentales, la recopilación de testimonios personales de familiares de víctimas y las excavaciones e indagaciones arqueológicas, que se encuentran todavía en fase preliminar. Hasta el momento, se han localizado sólo cuatro restos humanos las prospecciones comenzaron en julio pasado y todas las víctimas fueron asesinadas con un disparo en la cabeza. Además, una de ellas presenta una fractura singular en el húmero que, según los técnicos que trabajan sobre el terreno, demuestra la existencia de torturas y confirmaría lo que muchos testimonios orales ya habían apuntado: la existencia en el lugar de un campo de exterminio.
"Queremos reconstruir cómo se desarrolló la vida en estas zonas ante el avance de las tropas sublevadas", indicó Fernando Sigler, coordinador de la investigación. "Este lugar fue el último reducto de la resistencia republicana en la región. Todo indica que se hizo una limpieza de esta zona", explicó Sigler.
Según los testimonios y pruebas documentales recogidos, el área en el que se halla la fosa fue ocupada en la época de "terror caliente" desde la sublevación del 18 de julio de 1936 hasta marzo de 1937, cuando se aceleró la improvisación de consejos de guerra para ordenar fusilamientos, lo que implica que la mayoría de las víctimas fueron ejecutadas en juicios sumarísimos sin que quedara constancia de sus identidades.
Entre las víctimas allí enterradas podría encontrarse el abuelo del presidente del Foro por la Memoria en el Campo de Gibraltar, Andrés Rebolledo. "Mi abuelo y su hermano desaparecieron un día cuando huían de sus casas ante el avance de las tropas franquistas. Tenía 36 años y dejaba una viuda y cuatro hijos", relató Rebolledo. "Estees un episodio fatídico más de aquella etapa. Es nuestro deber luchar para que no caiga en el olvido y la historia se repita", remachó.
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