DIME/ AREMEHISA/.R.E.]
DESAPARECIDOS EN ESPAÑA …
“…cuando empezaron a desaparecer
como el oasis en los espejismos
a desaparecer sin últimas palabras
tenían en sus manos los trocitos
de cosas que querían…”
Mario Benedetti.
Hoy, día 30 de Agosto del 2010, como cada año se celebra el “ Día Internacional de los Desaparecidos y Desaparecidas.”
En España, lamentablemente aún seguimos teniendo más de 150.000 personas asesinadas y arrojadas en fosas comunes, parajes desconocidos y cunetas. Mas de 12.000, solo en la provincia de Córdoba.
A pesar de que el estado Español, ratifico sus compromisos internacionales contra las Desapariciones Forzadas, sus instituciones no mueven ni un solo dedo para encontrar a sus “desaparecidos”, a pesar de estar obligado a ello, según recoge el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Detrás de cada desaparecido, hay una familia. Personas que sufren dolor y que lloran la perdida de sus seres queridos. Y ese dolor y llanto, con el paso de los años, no hay quien se lo quite, pesando sobre ellos, como una losa cada vez mas grande, cada vez mas pesada.
Decididamente, todos han esperado que por fin se haga justicia. Las normas que regulan todo este fenómeno ya existen y ahora lo que debiera darse es una clara y decidida voluntad política y judicial para aplicarlas. Como ejemplo decir que en el 2003, la modificación del Código Penal, contemplo por primera vez los delitos de lesa humanidad.
Y a renglón seguido manifestar que los ciudadanos confiamos plenamente en que nuestros derechos están garantizados. Y que parte de esa garantía de derechos, es el derecho a la justicia.
Una justicia, que tarda mucho tiempo en llegar. Y que cuando por fin hemos pordido acudir a ella, tras más de setenta años de completa y total ausencia , nos dice literalmente “ … que hemos llegado tarde.” , “… que los crímenes han prescrito, por lo cual el estado no tiene obligación legal de buscar a nuestros “desaparecidos”.
Que gran hipocresía. Nadie debe estar por encima de la ley, ese es uno de los principios básicos del derecho”. Pero tampoco nadie debiera ser excluido del derecho a que se aplique la misma. La justicia no siempre esta a la altura de las circunstancias, sobre todo cuando se trata de interpretar las garantías. Y eso nos sigue causando dolor.
Un dolor, profundo, permanente y desgarrador. Como el que siguen padeciendo Raimundo García Moreno, de 79 años y su primo Miguel Moreno Gámiz, de 74 años de edad.
Ambos, llegan más de 60 años, casi toda su vida, buscando a un “desaparecido”. Su abuelo Miguel Moreno Antequera. Asesinado en la localidad cordobesa de Monturque, el día 24 de agosto de 1936. De profesión panadero contaba 52 años de edad. Fue detenido y fusilado, formando parte de un grupo numeroso de personas, en las inmediaciones de la casilla de Cubero.
Herido de muerte, pudo huir de sus asesinos y encontrar refugio junto a una familia conocida en un cortijo cercano, donde lo atendieron y cambiaron sus ropas ensangrentadas. Alertado por la búsqueda que se produjo tras su primera huida, hubo de abandonar y el cortijo, siendo visto por una persona que denuncio su presencia. Capturado de nuevo por sus asesinos, volvió a ser ejecutado. Esta vez la suerte no le acompaño. Miguel Moreno Antequera, fue arrojado junto a otras 16 personas más, ese mismo día a una fosa común, en un paraje cercano a la carretera nacional 331 en dirección a Lucena.
Sus nietos, Raimundo y Miguel, han dedicado toda su vida a encontrar el lugar donde yacen sus restos mortales.
“… en la cantera de piedra, junto al poste número 33, en dirección al arroyo, contando cinco olivos.”
Conservan la ropa con la que fue disparado la primera vez, ( la familia del cortijo, se la hizo llegar, junto con sus objetos personales). En la chaqueta puede todavía apreciarse, los agujeros ocasionados al impactar las balas en ella, y la sangre que surgió de la herida abierta.
Una herida que marcaría para siempre sus vidas y las de toda su familia. 60 años, llevando flores al lugar de la desaparición. Muchos, demasiados años pidiendo favores y permisos. Años suplicando que alguien devuelva los restos mortales de su abuelo Miguel Moreno, al aire puro de vivir.
Hoy ellos no celebran, el Día internacional de los Desaparecidos. Para ellos todos los días de su vida se convirtieron en este día. Ellos, lo saben bien. Muy bien.
Su abuelo Miguel Moreno Antequera, no es sino uno de esas 150.000 personas, asesinadas y arrojadas a una fosa común, en un país donde ellos solo son familiares de un desaparecido, que buscan y reclaman justicia. Otro ejemplo desgarrador más que da fe de la tragedia que vivieron cientos de miles de personas, que aún hoy siguen buscando.
Rafael Espino Navarro.
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