sábado, 12 de septiembre de 2009

GRANADA: EL RADAR RASTREA LA MUERTE EN ALFACAR


Cuenta atrás a la apertura de la fosa de Lorca Correoandalucia.com/ C. Rengel /12.09.2009


73 años después de que las balas sonaran en el barranco de Alfacar, un radar comenzará a leer el suelo –capas de arcilla, raíces y yerbajos– en busca de los huesos de los fusilados. Será en una semana o diez días. Mientras se prepara el terreno para abrir la tierra, la Junta mantiene 10 días más abierto el periodo de alegaciones contra la exhumación.La cuenta atrás para la apertura de la fosa de Alfacar (Granada) es prácticamente imparable. Lo dicen los pasos que se suceden, sólidos, y el rostro de la consejera de Justicia, Begoña Álvarez, cuando se le pregunta si hay algún motivo que pueda bloquear el proceso. Ayer acabó el plazo de 15 días que abrió la Junta para que, quien se sintiera aludido, presentase sus alegaciones para evitar esta exhumación. Pasado ese tiempo, y para ser “exquisitos” en la consideración a las familias de los al menos seis asesinados que allí se encuentran –sí, seis, pues ayer se conoció un nuevo nombre–, el Gobierno andaluz ha decidido prorrogarlo 10 días más. El motivo: los herederos de Federico García Lorca, el más conocido de los muertos de Alfacar, le han pedido el expediente que contiene todo el proceso técnico y científico de apertura de la fosa, y la Junta quiere que tengan tiempo de verlo con tiempo y luego, si lo desean, aleguen con conocimiento de causa. “Hemos dado un plazo anormalmente amplio porque queremos imprimir a este caso la máxima transparencia”, justificó la consejera, a la que acompañó en su intervención Juan Gallo, comisario de Memoria Histórica.La familia del dramaturgo apuntó ayer a través de su sobrina nieta y portavoz, Laura García-Lorca, que su intención inicial se mantiene –esto es, no se opondrán a la exhumación–, pero sí que quieren conocer todos los detalles para asegurarse de que “el respeto y la intimidad” vertebran todo el proceso. También ha pedido ver el expediente la nieta del maestro republicano Dióscoro Galindo, también enterrado en dicha fosa, y que igualmente se opone a que los huesos del hombre sean identificados. Los trabajos sobre el terreno, sin embargo, no van a tardar tanto como la burocracia. La consejera confirmó que “de inmediato” –de una semana a diez días, según la Asociación de Memoria Histórica de Granada– se va a explorar el terreno con georradar, una herramienta que permite radiografiar la tierra y encontrar restos óseos bajo ella. Así se podrá marcar el terreno que debe ser excavado. Localizado el espacio, se vallará el perímetro y se colocará una carpa para “proteger las actuaciones”, un término con el que no sólo se habla de resguardar los trabajos de las inclemencias del tiempo o de un ladrón, sino también de la prensa, toda vez que una de las exigencias de la familia Lorca y de los Galindo es que la exhumación no sea “un espectáculo”. “Por respeto, por intimidad, lo hacemos así, pues hay quien puede confundir el derecho a la información con un circo mediático (...) Lo hacemos para beneficiar a las familias que sí tienen interés en el proceso”, matizó la titular de Justicia. El recinto contará con vigilancia privada, apoyada por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y se prohibirán las grabaciones o fotografías hasta el punto de que los arqueólogos, forenses o historiadores que trabajen en el proceso no podrán llevar encima su teléfono móvil. Una vez acotado y preparado el terreno, llegará el momento de arrancar los secretos que la tierra sepultó en la Guerra Civil. Álvarez garantiza que “en unas semanas” estará listo el protocolo que, previa publicación en BOJA, debe fijar las pautas de los trabajos. Así, a final de octubre, se firmará el convenio final entre las tres administraciones implicadas –Junta, Diputación de Granada y Ayuntamiento de Alfacar– y se creará un comité técnico de seguimiento. No estará la tinta seca cuando los operarios cojan la pala, porque la voluntad de Justicia es intentar que el otoño no avance, llegué el mal tiempo y todo lo desbarate.La zona donde se encuentran los cuerpos de Lorca, Galindo y sus compañeros –los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, el inspector de impuestos Fermín Roldán y el restaurador Miguel Cobo– está “muy acotada” en el espacio por los numerosos testimonios orales y escritos que así lo atestiguan –existe hasta un informe con una decena de expertos que elaboró la diputación en los 80–, pero a pocos metros se tiene noticia de otra gran fosa, con entre 300 y 400 cuerpos, sobre la que es posible que también se pase el georradar, de ahí que la consejera sostuviera ayer como “probable” que en este proceso de búsqueda termine apareciendo una de los mayores enterramientos comunes de Andalucía. Actualmente, son tres las peticiones de familias que quieren rescatar a sus allegados de la fosa de Alfacar: los Galadí, los Roldán y los Cobo. Los Lorca y la familia biológica de Galindo –no así una nieta adoptiva, que lleva 15 años peleando la exhumación– se niegan a que se les tomen muestras de ADN para cotejarlas con el material de los huesos que se rescaten, por lo que sus restos se dejarán en el sitio en el que ahora yacen, sin distinguir. Arcollas murió sin hijos y nadie le reclama. .................................................................................................La desconocida historia del joven restauradorC. RengelA su hija, hoy anciana, le hicieron ver que el olvido era mejor, que no valía la pena luchar por un muerto. Así ha vivido hasta ahora, con el dolor de un padre asesinado, con la única herencia de la ausencia. Gente humilde marcada por la guerra entre hermanos en la Granada del 36. Ahora, cuando ha escuchado, cuando ha visto que hay quien batalla por darle a los suyos digna sepultura, cuando se ha informado de cómo, de dónde, de cuándo acudir, ha levantado la voz. Entre Alfacar y Víznar también está mi padre, y yo lo quiero recuperar. La historia, callada de décadas, le ha llegado a la Junta de Andalucía por sorpresa. “No teníamos ninguna constancia de una persona más hasta ahora”, reconoció ayer la consejera de Justicia y Administración Pública, Begoña Álvarez. Una mujer granadina se puso en contacto con ellos y contó su vieja y larga historia. La fosa de Lorca, Galadí, Arcollas, Galindo y Roldán tenía un sexto inquilino: Miguel Cobo Vilchez, se llamaba. Era de Granada, restaurador de profesión, y contaba apenas con 26 años cuando desapareció de pronto. Existe apenas una partida de defunción, casi ilegible, que da fe de su muerte el 5 de septiembre de 1937, aunque su hija sostiene que llevaba desaparecido más de un año, desde el 17 de julio de 1936, un día antes del alzamiento de Francisco Franco en Marruecos. En ese tiempo no tuvieron más noticias sobre él. Luego le llegaron algunos detalles. Que fue pasado por las armas en Alfacar, allí donde el tomillo conversa con una fuente, donde acaban los caminos de pastores. Que cayó “en una acción de guerra”. Poco más. La familia, como era común en años de venganza, fue víctima de las múltiples tropelías que llevaron a cabo los amigos del fascismo, con cambios en fichas, alteraciones de nombres, de orígenes, de procedencias o de oficios, cualquier cosa que sirviera como excusa en un registro para decir que no, que nadie con ese perfil estaba asentado, que no se sabía dónde podía estar aquel a quien buscaban. Prudentes, los familiares no han entrado en liza en los medios y se limitan a aportar a la Junta la documentación de que disponen y a esperar acontecimientos. Con el revés de la negativa de la nieta de Galindo a que los huesos de su abuelo sean exhumados, ya sólo quedaban dos familias que seguían reclamando la apertura, las de Galadí y Roldán. No es una cuestión de número, sino de derechos, matiza la Junta, pero este último y sorpresivo descubrimiento refuerza a los partidarios de la exhumación. “Nos va a ayudar mucho, tenemos la fuerza del deseo de unas familias que necesitan esta reconciliación”, afirman desde la Asociación Granadina de Memoria Histórica

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