Recuperando Memoria. DVD que se podrá obtener con el ejemplar de Público del próximo miércoles 14 de abril. La llegada al Gobierno, en 2004, de un presidente de familia represaliada despertó la ilusión de las víctimas del franquismo. En 2010, continúa la lucha por mantener la memoria
DIEGO BARCALA - MADRID - 11/04/2010 20:30
"El proceso político fue rupturista con la II República pero no con la Dictadura. Nunca alguno de vuestros verdugos, de vuestros torturadores, se ha sentado en el banquillo". Este extracto del manifiesto leído en el concierto homenaje a los republicanos el 25 de junio de 2004 en Rivas Vaciamadrid (Madrid) refleja el entusiasmo que gran parte de los españoles vivió ante la llegada al poder de un nieto de un fusilado por Franco, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Tras seis años, una ley de la memoria y un proceso por prevaricación al juez que intentó investigar el franquismo, el entusiasmo que transmitió el concierto de Rivas se ha transformado en cierta desilusión. "Se trataba de hacer una demostración de fuerza en un momento de mucha esperanza. Y creo que lo conseguimos. Es el homenaje a la República más multitudinario que se ha celebrado en España", reflexiona uno de sus principales impulsores, el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva.
Con la decisión del Tribunal Supremo, el miércoles, de procesar al juez Baltasar Garzón, por una denuncia de la ultraderecha, las demandas del concierto de Rivas cobran actualidad. La grabación del acto podrá obtenerse con Público el 14 de abril.
"El acto de Rivas tiene que ser el principio de algo importante"
"No imagino una situación similar en Alemania fruto de una denuncia pronazi", reflexiona otro de los promotores del homenaje, el cantautor Pedro Guerra. Otros protagonistas de aquel concierto niegan que fuera un espejismo. "No tuvo que ver con la victoria del PSOE. Fue un momento fundacional de algo que va rodado.
Soy absolutamente optimista y creo que lo que los nietos de los republicanos hemos comenzado no lo va a parar nadie", argumenta la escritora Almudena Grandes. Sobre el escenario, oró un discurso en contra "de los que todavía recurren a la ley del 50%" para culpar por igual a franquistas y republicanos.
"Yo también"
"El acto de Rivas tiene que ser el principio de algo importante", dijo aquel día el escritor Alfons Cervera. "Aquí se reúne la necesidad de encontrarse para decir yo también", enfatizó el cantautor Lluís Llach. "Vengo porque vivo en un país con 35.000 personas enterradas en las cunetas y una estatua de Franco en cada ciudad", explicó el escritor Benjamín Prado. "Es un acto de retroalimentación que sirve para decir: oye que no estás loco, que esto es lo normal", razonó el showman El gran Wyoming.
La dosis de indignación que muchos de esos intelectuales muestran hoy contra el proceso contra Garzón, entonces, se la llevó en Rivas la guerra de Irak. El cantante Miguel Ríos escenificó con un grito el "No a la guerra" que había marcado la campaña electoral de unos meses antes. "Una guerra injusta como todas y cruel como pocas. No a esta puta guerra", gritó emocionado el rockero.
Se unieron 800 republicanos
El compromiso de los artistas con los 800 republicanos que acudieron, de toda España, quedó fuera de dudas. En sólo un mes, la Fundación Contamíname reunió en un cartel a las voces más comprometidas con las víctimas de la dictadura. "La respuesta fue espectacular, nos vimos desbordados por la expectación que generó el concierto", recuerda la portavoz de la fundación, Belén Guerra.
"No imagino una situación similar en Alemania fruto de una denuncia pronazi"
"Cuando le propuse la idea a Carmen Peire [representante de José Antonio Labordeta] me dijo que veía un patio de colegio como un buen lugar para celebrarlo. Emilio Silva, que es quien tuvo la idea, fue el que nos alertó para hacerlo en un lugar más grande. Y menos mal, porque al final hasta se colapsó la M-40", explica Guerra.
El Ayuntamiento de Rivas, gobernado por IU, fue la única opción que los organizadores encontraron para albergar el espectáculo en tan poco tiempo. Aún así, apenas hubo ensayos. "Lluis Llach vino a tocar y tenía otro concierto al día siguiente, una auténtica excepción en su carrera", recuerda Silva. "Llegó y preguntó a la organización qué queríamos que tocase. Le dijimos que la gente querría LEstaca y la cantó al piano. Justo después se tuvo que ir a Tarragona", recuerda Guerra.
La organización trató de encontrar una representación de toda España. Por eso se incluyó a última hora la participación del escritor gallego Manuel Rivas. "Nos avisó con el cartel cerrado y le hicimos un hueco, era el broche perfecto porque estaba Ruper Ordorika del País Vasco, Alfons Cervera de Valencia... No queríamos que sólo viniera gente de Madrid porque los homenajeados venían de todas partes", justifica Guerra. La presencia de los veteranos republicanos sorprendió a muchos de los intelectuales. "Víctor Manuel cantó Asturias y casi no le salía la voz. Llegaron para tocar ante los de siempre y se toparon con miles de personas en el estadio", añade.
Reconocimiento público
"Los hombres y mujeres que estáis hoy aquí, y los muchos que han muerto sin recibir un reconocimiento público muy merecido sois los padres y madres de la democracia de este país. Nadie más que vosotros y vosotras puede ostentar ese merecimiento", leyó el periodista Carlos Elordi para iniciar el acto con el himno de Riego.
La organización trató de encontrar una representación de toda España
La visión a posteriori del DVD del acto, que incluye entrevistas a los artistas que lo protagonizaron, demuestra la trascendencia de un homenaje que fue calificado de "desgraciadamente tardío". "Hubo algunos conciertos en la transición en la Ciudad Universitaria, pero sin duda es la reunión más emblemática en honor de la República", explica Pedro Guerra.
Acudieron los representantes políticos de los partidos republicanos como Gaspar Llamazares, de IU, pero nadie del Gobierno, aunque se envió una invitación. La ausencia no fue reprochada en el acto. El PSOE acababa de llegar al poder y entre sus primeras medidas había estado la creación de una comisión interministerial para crear una ley de reparación para las víctimas del franquismo.
La comisión cristalizó en la ley de la memoria aprobada en diciembre de 2007. Muchos de los veteranos homenajeados murieron antes de ver aprobada la ley que reconoce el derecho de las familias a recuperar los restos de los fusilados, pero que no culminado los deseos de las asociaciones para que ese derecho sea una realidad.
DIEGO BARCALA - MADRID - 11/04/2010 20:30
"El proceso político fue rupturista con la II República pero no con la Dictadura. Nunca alguno de vuestros verdugos, de vuestros torturadores, se ha sentado en el banquillo". Este extracto del manifiesto leído en el concierto homenaje a los republicanos el 25 de junio de 2004 en Rivas Vaciamadrid (Madrid) refleja el entusiasmo que gran parte de los españoles vivió ante la llegada al poder de un nieto de un fusilado por Franco, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Tras seis años, una ley de la memoria y un proceso por prevaricación al juez que intentó investigar el franquismo, el entusiasmo que transmitió el concierto de Rivas se ha transformado en cierta desilusión. "Se trataba de hacer una demostración de fuerza en un momento de mucha esperanza. Y creo que lo conseguimos. Es el homenaje a la República más multitudinario que se ha celebrado en España", reflexiona uno de sus principales impulsores, el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva.
Con la decisión del Tribunal Supremo, el miércoles, de procesar al juez Baltasar Garzón, por una denuncia de la ultraderecha, las demandas del concierto de Rivas cobran actualidad. La grabación del acto podrá obtenerse con Público el 14 de abril.
"El acto de Rivas tiene que ser el principio de algo importante"
"No imagino una situación similar en Alemania fruto de una denuncia pronazi", reflexiona otro de los promotores del homenaje, el cantautor Pedro Guerra. Otros protagonistas de aquel concierto niegan que fuera un espejismo. "No tuvo que ver con la victoria del PSOE. Fue un momento fundacional de algo que va rodado.
Soy absolutamente optimista y creo que lo que los nietos de los republicanos hemos comenzado no lo va a parar nadie", argumenta la escritora Almudena Grandes. Sobre el escenario, oró un discurso en contra "de los que todavía recurren a la ley del 50%" para culpar por igual a franquistas y republicanos.
"Yo también"
"El acto de Rivas tiene que ser el principio de algo importante", dijo aquel día el escritor Alfons Cervera. "Aquí se reúne la necesidad de encontrarse para decir yo también", enfatizó el cantautor Lluís Llach. "Vengo porque vivo en un país con 35.000 personas enterradas en las cunetas y una estatua de Franco en cada ciudad", explicó el escritor Benjamín Prado. "Es un acto de retroalimentación que sirve para decir: oye que no estás loco, que esto es lo normal", razonó el showman El gran Wyoming.
La dosis de indignación que muchos de esos intelectuales muestran hoy contra el proceso contra Garzón, entonces, se la llevó en Rivas la guerra de Irak. El cantante Miguel Ríos escenificó con un grito el "No a la guerra" que había marcado la campaña electoral de unos meses antes. "Una guerra injusta como todas y cruel como pocas. No a esta puta guerra", gritó emocionado el rockero.
Se unieron 800 republicanos
El compromiso de los artistas con los 800 republicanos que acudieron, de toda España, quedó fuera de dudas. En sólo un mes, la Fundación Contamíname reunió en un cartel a las voces más comprometidas con las víctimas de la dictadura. "La respuesta fue espectacular, nos vimos desbordados por la expectación que generó el concierto", recuerda la portavoz de la fundación, Belén Guerra.
"No imagino una situación similar en Alemania fruto de una denuncia pronazi"
"Cuando le propuse la idea a Carmen Peire [representante de José Antonio Labordeta] me dijo que veía un patio de colegio como un buen lugar para celebrarlo. Emilio Silva, que es quien tuvo la idea, fue el que nos alertó para hacerlo en un lugar más grande. Y menos mal, porque al final hasta se colapsó la M-40", explica Guerra.
El Ayuntamiento de Rivas, gobernado por IU, fue la única opción que los organizadores encontraron para albergar el espectáculo en tan poco tiempo. Aún así, apenas hubo ensayos. "Lluis Llach vino a tocar y tenía otro concierto al día siguiente, una auténtica excepción en su carrera", recuerda Silva. "Llegó y preguntó a la organización qué queríamos que tocase. Le dijimos que la gente querría LEstaca y la cantó al piano. Justo después se tuvo que ir a Tarragona", recuerda Guerra.
La organización trató de encontrar una representación de toda España. Por eso se incluyó a última hora la participación del escritor gallego Manuel Rivas. "Nos avisó con el cartel cerrado y le hicimos un hueco, era el broche perfecto porque estaba Ruper Ordorika del País Vasco, Alfons Cervera de Valencia... No queríamos que sólo viniera gente de Madrid porque los homenajeados venían de todas partes", justifica Guerra. La presencia de los veteranos republicanos sorprendió a muchos de los intelectuales. "Víctor Manuel cantó Asturias y casi no le salía la voz. Llegaron para tocar ante los de siempre y se toparon con miles de personas en el estadio", añade.
Reconocimiento público
"Los hombres y mujeres que estáis hoy aquí, y los muchos que han muerto sin recibir un reconocimiento público muy merecido sois los padres y madres de la democracia de este país. Nadie más que vosotros y vosotras puede ostentar ese merecimiento", leyó el periodista Carlos Elordi para iniciar el acto con el himno de Riego.
La organización trató de encontrar una representación de toda España
La visión a posteriori del DVD del acto, que incluye entrevistas a los artistas que lo protagonizaron, demuestra la trascendencia de un homenaje que fue calificado de "desgraciadamente tardío". "Hubo algunos conciertos en la transición en la Ciudad Universitaria, pero sin duda es la reunión más emblemática en honor de la República", explica Pedro Guerra.
Acudieron los representantes políticos de los partidos republicanos como Gaspar Llamazares, de IU, pero nadie del Gobierno, aunque se envió una invitación. La ausencia no fue reprochada en el acto. El PSOE acababa de llegar al poder y entre sus primeras medidas había estado la creación de una comisión interministerial para crear una ley de reparación para las víctimas del franquismo.
La comisión cristalizó en la ley de la memoria aprobada en diciembre de 2007. Muchos de los veteranos homenajeados murieron antes de ver aprobada la ley que reconoce el derecho de las familias a recuperar los restos de los fusilados, pero que no culminado los deseos de las asociaciones para que ese derecho sea una realidad.
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